El Diseño para el Desarrollo social es aquel que potencia la creación de tecnologías o emprendimientos que mejoren, a través de la innovación, la vida de las personas en situación de vulnerabilidad o pobreza. Es el diseño enfocado hacia las necesidades de los ciudadanos, con incidencia en los más pobres o necesitados de la población mundial. Dentro de las necesidades básicas se encuentran las mejoras en la salud y educación, pilares fundamentales de cualquier sociedad, siendo parte de su crecimiento.

El Diseño para el Desarrollo nace y crece involucrando, en su gestión e implementación, la participación comunitaria, la co-creación y la colaboración interdisciplinaria y colectiva. De esta forma las comunidades consiguen habilidades e instrumentos para que ellas mismas se tornen innovadoras y desenvuelvan sus propias tecnologías. Destacar el papel, cada vez mayor, del diseño también como herramienta de cambio social y político, siendo su base de comunicación.

En este caso el diseño se torna como solucionador de problemas. El diseñador, con su saber, debe absorber también los conocimientos y experiencias de las comunidades, resolviendo dificultades de desarrollo y generando mejorías sustentables a largo plazo en la calidad de vida de una comunidad.

La nuestra es una cultura cada vez más metropolitana. La tendencia, y sobre todo en Iberoamé­rica durante las últimas dos décadas, es la de una población que se desplaza, cada vez más, del campo a la ciudad, de las pequeñas poblaciones a las grandes metrópolis. Esto conlleva la apari­ción de grandes desafíos urbanísticos, medioambientales y sociales. 

Se hace urgente destinar parte de nuestra capacidad de reflexión, y por ello de diseño, a pensar nuestras ciudades. Ciu­dades que, salvo contadas excepciones, nacieron siglos atrás y cuyas necesidades, estructuras y planteamientos eran muy diferentes a los de las actuales urbes que concentran el 70% del crecimiento de nuestra población.

Este premio busca estimular la aparición de propuestas desde el diseño, enfocadas y pensadas para mejorar la ciudad y la vida de sus habitantes. Un premio que debe poner el acento en la búsqueda de soluciones para los problemas más importantes, que no son siempre los más visibles: transporte público; tráfico y contaminación; falta de equipamientos y espacios libres; desigualdad y precariedad social; abastecimientos y suministros básicos; atención especial a niños, mayores o minorías; higiene, ordenación y signifi­cación de los espacios comunes, etc.

Son numerosos los factores que influyen en la transformación de los países iberoamericanos, modificando sus condiciones sociales, económicas y ambientales. En medio de un ciclo de crisis económica y social mundial, los ciudadanos pasan de una posición pasiva a ser un actor impulsor de cambios, dándose cuenta de que pueden trabajar por impulsar sus propias ideas en su entorno y de que el diseño es un motor de transformación social. 

Sectores sociales y cívicos se organizan modificando relaciones políticas y sociales para responder a necesidades del presente, sin comprometer el futuro de las próximas generaciones. No sólo rediseñan vínculos, sino también nuevas formas de comunicación y visualización. Consiguen crear marca de sus movimientos y gestionar procesos abiertos en sus lenguajes y acciones.

La BID busca proyectos que traigan ideas reveladoras de la responsabilidad social del diseñador, donde el diseño sirva como eficaz herramienta de comunicación de esta temática, exhibiendo casos singulares y paradigmáticos en los distintos países iberoamericanos. El objetivo son los proyectos que abarcan procesos de trabajo innovadores, promoviendo consumos y comportamientos responsables para el bienestar de todos los seres vivos en su ecosistema, con especial énfasis en la cooperación y la participación ciudadana. 

El concepto de Diseño para Todos (DesignforAll) o Diseño Universal persigue establecer soluciones de diseño para que todas las personas, en todos los períodos de la vida, con independencia de sus condiciones de edad, género o capacidades, puedan utilizar los espacios, productos y servicios de su entorno, tomando parte activa, al mismo tiempo, en la construcción de la sociedad. Uno de sus cánones asociados es la accesibilidad. Así, el concepto alude al diseño sin barreras, el diseño accesible y a la tecnología de apoyo.

Se deben cumplir los entornos, procesos, bienes productos y servicios, así como los objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos, para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible.

Los principios generales de este diseño son aplicables en diferentes disciplinas, entre ellas la arquitectura, la ingeniería, el diseño y las páginas y aplicaciones Web. El Diseño Universal es parte esencial de la estrategia para conseguir una sociedad en la que todas las personas pueden participar, contemplando los requisitos de todos los posibles usuarios. Esto parte de un modelo de sociedad que se está redefiniendo, tomando como base la inclusión de todos.

La BID quiere premiar proyectos ya realizados en un amplio espectro de la innovación: tecnológica y no tecnológica. El objetivo es reconocer a la innovación que utiliza tanto la novedad tecnológica como los saberes para producir nuevas maneras de hacer las cosas.

Diseños innovadores son nuevos procesos, nuevos procedimientos, nuevos desarrollos, nuevos usos, nuevas experiencias o nuevas necesidades. Nuevas maneras de solucionar problemas, impliquen o no la tecnología.

Destacando el poder innovador de un proyecto no tecnológico, no se puede, por otro lado, no tener en cuenta la evolución tecnológica y científica que ayuda y mejora en determinados procesos del diseño, así como en su objetivo final.

Entendemos el diseño innovador como una disciplina de revelación para el usuario. Así mismo, consideramos a los diseñadores como generadores de combinatorias para superar realidades nuevas o no previstas, haciendo uso de la originalidad como cualidad implícita en el proyecto, en su desarrollo, en el producto, en los usos y en las funciones del diseño.

Se considerarán especialmente, a la hora de evaluar los proyectos y diseños presentados a este premio, la novedad, la aportación de nuevo valor, su imprevisibilidad, la originalidad de los planteamientos aportados y el perfil investigador.

Este premio quiere destacar aquellos trabajos que tienen por objeto aportar soluciones de diseño innovadoras y funcionales, considerando los aspectos ambientales, económicos y sociales en el desarrollo de determinado producto o servicio.

La BID quiere potenciar y difundir ejemplos de buenas prácticas. Propuestas que consideren la incorporación de factores ambientales y sociales en el desarrollo de productos, durante el ciclo de vida del producto, durante la cadena de suministro y con respecto a sus entornos socio-económicos, así como propuestas conceptuales ligadas a este eje temático.

Un concepto importante a tener en cuenta es el de la Economía Circular (reducir, reutilizar, reparar y reciclar). Dos de los mayores problemas en los que se encuentra nuestra sociedad son la obtención de recursos y la generación de basuras. El objetivo es abordar estos desafíos, así como el cambio climático y la contaminación.

La sostenibilidad requiere que se consideren las necesidades de las futuras generaciones, lo que significa que los impactos ambientales actuales y futuros se reduzcan. De ahí la necesidad crítica de mejorar los procesos de producción, productos y sistemas funcionales de productos y servicios conectados desde la disciplina que nos compete, el diseño.

Los emprendedores no se limitan a fundar empresas, sino a diseñar cambios. El diseño del modelo de negocio es clave. La distinción fundamental de los emprendedores de hoy respecto al emprendimiento tradicional está en el valor que propone a través de un servicio, un producto, una experiencia, en el que la tecnología tiene un importante papel.

El impacto del emprendimiento de las personas puede ser medido con la ayuda que nos proporcionan los indicadores de la gestión empresarial, pero también con otros indicadores destinados a evaluar variables hasta ahora poco estudiadas, especialmente en lo relativo a la ecología emocional, material y social, así como el impacto económico y social en cuanto a la disminución de las altas cuotas de desempleo e inclusión laboral, con un retorno evidente para la sociedad.

Se valorarán aquellas ideas, proyectos, productos, servicios o entornos, tanto de negocio pequeño, mediano y grande, que trabajen en equipo con impacto positivo en la sociedad,  que jueguen con la innovación, trabajen en autoedición con proyección empresarial, produciendo y comercializando sus propuestas y como siempre, poniendo en valor el impacto social, ecológico y económico. Una propuesta de valor que garantice el fomento de la igualdad entre mujeres y hombres, la igualdad de oportunidades y la no discriminación y un desarrollo sostenible. 

La experiencia hasta hace poco, es que la cultura necesitaba del diseño para realizar las portadas de libros, los carteles de cine o para presentar una exposición. El diseño era un apéndice para materializar el producto cultural o publicitarlo.

Sin embargo, las nuevas propuestas artísticas y las instituciones culturales necesitan lenguajes visuales contemporáneos para pervivir o abogan por espacios planteados como un reclamo más para los usuarios. Los diseñadores ya forman parte de los proyectos de la cultura, de los procesos de indagación y de los nuevos lenguajes, sumando sus herramientas de diseño.

Se quiere destacar también la cultura más ancestral. El diseño de cada región puede partir de esa raíz y de las expresiones artísticas antiguas, reavivando imágenes del pasado pudiéndoles dar un nuevo enfoque. De este modo, este premio de la BID, cobra especial interés por este conjunto de culturas.

Se abren nuevos campos de experimentación para renovar y alterar los repertorios gráficos, recomponer las estrategias de diseño e incorporar las nuevas herramientas y tecnologías a las propuestas. Ya sea bien para comunicar a través del diseño, a través de la intervención del espacio o de los recursos expositivos. La BID quiere detectar propuestas, trabajos e ideas ligados a esta renovación y a estos nuevos discursos para ponerlos en valor.

El Diseño y la Investigación juegan un mismo papel estratégico esencial en la economía. Ambas actividades son igualmente transversales a todos los sectores de la producción y a todas las áreas de la economía. Asimismo son indispensables para cambiar y mejorar nuestras vidas definiendo y mejorando la calidad de los productos y servicios que consumimos.

Es indudable que la colaboración entre equipos de investigación y diseño permite reforzar la actividad de ambos. Se quiere destacar la importancia del binomio I+D-i, donde la innovación de producto es un bien o servicio nuevo o mejorado y que a través del diseño se generan nuevas oportunidades desde el ámbito de la creatividad. La convocatoria pretende dar visibilidad a las sinergias derivadas entre el conocimiento derivado de la “I+D” y la práctica de la “i+d”, donde innovación y diseño se establecen como potencial de la cadena de valor de la empresa.

Este premio BID permitirá descubrir, estimular y difundir, proyectos fruto de una especial interacción del diseño y la investigación. Bien cuando se trate de proyectos de investigación que hayan ganado visibilidad gracias al papel del diseño o bien cuando la investigación haya jugado un especial papel para desarrollar el producto o el servicio en un proyecto de diseño.