DISEÑO PARA LA GENTE, PARA EL DESARROLLO SOCIAL Y UN MUNDO MULTICULTURAL
Actualmente el concepto de productos y servicios centrados en el usuario es diferente al planteamiento universal de la Bauhaus. Cada vez más el diseño de la experiencia del usuario se desarrolla en todos los ámbitos y realidades donde influye el diseño.
El manifiesto de la Bauhaus vino a decir que el diseño debía orientarse a las personas, no a los poderes existentes; ser comprensible en lugar de abrumador. Por lo cual se requirieron creadores, diseñadores y docentes que pensasen de manera independiente: personas que diseñaran de manera holística, para producir un estilo claro, reducido y universal, comprensible en todo el mundo. Abordar estos retos desde el diseño significa que éste pueda y deba tener un impacto positivo en nuestro entorno habitual, en la movilidad, los bienes, las ideas, la industria, el empleo y en todas nuestras formas de vivir, solucionando de forma innovadora los problemas existentes en escenarios de absoluta escasez.
Cabe preguntarse aquí:
- ¿No está la relación entre las personas y los objetos en permanente evolución? ¿No deberían evolucionar los modelos pedagógicos?¿Hacia dónde y con qué objetivos?
- ¿Cómo están integrando nuestros programas de estudios la experiencia positiva del usuario?¿Ofrecen un valor añadido real?
- ¿Las soluciones intuitivas mejoran las capacidades de las personas en su vida cotidiana, facilitando el acceso a nuevas aplicaciones y campos del conocimiento?¿Promueven la inclusión?
- ¿Aumentan la felicidad de los usuarios a través de experiencias significativas?
- ¿Formamos diseñadores para hacer crecer a las empresas? o ¿para mejorar a la sociedad? ¿O debemos equilibrar ambas cosas?
- ¿Qué nuevo comportamiento o rasgos de la conducta del diseño necesita la sociedad contemporánea?
- Frente a problemas graves e inmediatos, como el cambio climático, ¿cuál es la responsabilidad del diseño? Y, por tanto, ¿cuál es la responsabilidad de las instituciones de enseñanza?