Diseñar para la emergencia, para el bienestar social: la emigración forzada en busca de una vida mejor, la pobreza, la desigualdad, el crecimiento de los adultos mayores, las necesidades de los que tienen muy poco, los desastres naturales, los enfrentamientos humanos y sus víctimas. Abordar estos retos desde el diseño significa que éste puede y debe tener un impacto positivo en nuestro entorno habitado, en la movilidad, los bienes, las ideas, la industria, el empleo y en toda nuestra forma de vivir, solucionando problemas existentes en escenarios de absoluta escasez de una forma innovadora.

El campo del diseño se expande cada día más revisando escenarios y buscando nuevos caminos en áreas no tradicionales para generar acciones locales de gran repercusión con criterios de desarrollo, de sustentabilidad y accesibilidad.